Aunque parezca extraño Gervasio Sánchez se metió en periodismo porque le encantaba viajar. Aficionado a los sellos desde pequeño, buscó la forma de llegar a los lugares que aparecían en esas cartas que veía en su infancia con la fotografía y la escritura. Pero a él no le interesaban los viajes al uso, sino más bien aquellos donde conociera el destino desde su cara B, en los conflictos sociales y políticos, y en las guerras, porque era ahí donde podía aportar y ayudar al mundo. De ahí que su trabajo sea completamente vocacional. Poco a poco fue adentrándose en algunos de los conflictos armados más sangrientos y trascendentales de los últimos 50 años. Él ha sabido hilar como nadie el antes y el después de una guerra, ha sabido darle voz a las víctimas, a los niños y a las mujeres, y generar un diálogo que nos permita entender qué pasa después de las bombas.
