La falta de representación española en la ceremonia de reapertura de la catedral de Notre Dame de París, que se convirtió el pasado sábado en una cumbre casi global, sigue trayendo cola y se ha convertido en fuente de tensión entre instituciones. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha querido quitar peso a una “polémica artificial” cuando ha sido preguntada en la rueda de prensa del Consejo de Ministros; pero, en privado, fuentes de Exteriores revelan su malestar por el hecho de que el ministro José Manuel Albares no fuese informado de que tanto los Reyes como el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de Sumar, recibieron sendas invitaciones desde El Elíseo, que declinaron. “No se nos comunicó”, aseguran.
